Dear Families and Friends of

Immaculate Heart of Mary,

Today’s readings celebrate God’s providence. No matter how wonderful (or heartbreaking) our relationships are, God always provides for us. No one cares for us the way God does. Isaiah delights us with a deeply intimate image of God caring for us “as a mother comforts her child.” The prophet describes us not as the usual “children of God,” but as “babies.” We should not resist this image but rejoice in it. Trusting in God’s care, we can all let down our guard and rest like infants in the lap of our mother. Saint Paul’s trust in God allows him to be at peace like this. He boldly declares that no one can “make troubles” for him, because he has given himself completely to Jesus. And when Jesus sends his disciples out to preach and heal, he challenges them not to provide for themselves, but to let faith be their guide. Do we have enough faith that God, our father, will provide for us? That He is always with us whether we are happy, sad, in sorrow, or in joy and even when we turn away? He never leaves us and if we turn away, all he wants is for us to ask for forgiveness. Immaculate Heart of Mary, pray for us.

Father Quang

Queridas Familias y Amigos del

Imaculado Corazon de Maria,

Las lecturas de hoy celebran la providencia de Dios. No importa lo maravilloso (o doloroso) que sean nuestras relaciones, Dios siempre nos provee. Nadie cuida tanto de nosotros como lo hace Dios. Isaías nos deleita con una imagen profundamente intima de Dios cuidándonos “como una madre cuida de su hijo”. El profeta nos describe no como los habituales “hijos de Dios” sino como “bebés”. No debemos resistirnos a esta imagen, sino regocijarnos con ella. Confiando en el cuidado de Dios, nosotros podemos bajar la guardia y descansar como bebés en el regazo de nuestra madre. La confianza de san Pablo en Dios le permite estar en paz. Audazmente dice que nadie puede “ponerle obstáculos” por qué se ha entregado completamente a Jesús. Y cuando Jesús envía a sus discípulos a predicar y sanar, él los desafía a no cargar nada para ellos, sino tener fe en su guía. ¿Tenemos suficiente fe en que Dios, nuestro Padre, proveerá para nosotros? Que siempre estará con nosotros si estamos alegres, tristes, en pena o en gozo e incluso cuando nos alejamos. Él nunca nos abandona y, si nos alejamos, lo único que quiere es que le pidamos perdón. Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

Padre Quang

Dear Families and Friends of

Immaculate Heart of Mary,

Today’s readings celebrate God’s providence. No matter how wonderful (or heartbreaking) our relationships are, God always provides for us. No one cares for us the way God does. Isaiah delights us with a deeply intimate image of God caring for us “as a mother comforts her child.” The prophet describes us not as the usual “children of God,” but as “babies.” We should not resist this image but rejoice in it. Trusting in God’s care, we can all let down our guard and rest like infants in the lap of our mother. Saint Paul’s trust in God allows him to be at peace like this. He boldly declares that no one can “make troubles” for him, because he has given himself completely to Jesus. And when Jesus sends his disciples out to preach and heal, he challenges them not to provide for themselves, but to let faith be their guide. Do we have enough faith that God, our father, will provide for us? That He is always with us whether we are happy, sad, in sorrow, or in joy and even when we turn away? He never leaves us and if we turn away, all he wants is for us to ask for forgiveness. Immaculate Heart of Mary, pray for us.

Father Quang

Queridas Familias y Amigos del

Imaculado Corazon de Maria,

Las lecturas de hoy celebran la providencia de Dios. No importa lo maravilloso (o doloroso) que sean nuestras relaciones, Dios siempre nos provee. Nadie cuida tanto de nosotros como lo hace Dios. Isaías nos deleita con una imagen profundamente intima de Dios cuidándonos “como una madre cuida de su hijo”. El profeta nos describe no como los habituales “hijos de Dios” sino como “bebés”. No debemos resistirnos a esta imagen, sino regocijarnos con ella. Confiando en el cuidado de Dios, nosotros podemos bajar la guardia y descansar como bebés en el regazo de nuestra madre. La confianza de san Pablo en Dios le permite estar en paz. Audazmente dice que nadie puede “ponerle obstáculos” por qué se ha entregado completamente a Jesús. Y cuando Jesús envía a sus discípulos a predicar y sanar, él los desafía a no cargar nada para ellos, sino tener fe en su guía. ¿Tenemos suficiente fe en que Dios, nuestro Padre, proveerá para nosotros? Que siempre estará con nosotros si estamos alegres, tristes, en pena o en gozo e incluso cuando nos alejamos. Él nunca nos abandona y, si nos alejamos, lo único que quiere es que le pidamos perdón. Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

Padre Quang