Dear Families and Friends of

Immaculate Heart of Mary,

Even without a hearing impairment, hearing someone speaking to us in the midst of a noisy crowd can be a challenge. In today’s gospel, people bring to Jesus a man with a hearing and speech impediment and beg him to lay his hand on him. The first thing that Jesus does is to take the man away from the crowd. When the man’s hearing is restored, the first voice he will hear is that of Jesus inviting him to greater openness. Jesus draws close to the man and then touches him. Using the same techniques as other healers, he touches the man’s ears and tongue, and pronounces a word that Mark preserves in Aramaic “Ephphatha!”— that is, “Be opened!” We follow the pattern today with our sacraments, using not only words but also physical touch, and tangible signs of oil, water, bread and wine, which have power to transform. Jesus uses spittle on the man’s tongue. In antiquity, spitting was thought to ward off evil spirits. But Jesus’ power is not magical. Rather, he looks up to heaven to acknowledge the divine origin of his power and directs the onlookers to God as well. Through Jesus’ power the man’s ears opened and his speech becomes clear. What the man says Mark does not tell us. The physical ability to hear is not necessary for such an encounter with Christ; nor is the physical ability to speak necessary to proclaim the word of God. It is openness of mind, heart and spirit to the breath of God within and without, and the willingness to respond wholeheartedly that are essential. Immaculate Heart of Mary, pray for us.

Father Quang

Queridas Familias y Amigos del

Imaculado Corazon de Maria,

Incluso sin una discapacidad auditiva, oír a alguien que nos habla en medio de una multitud ruidosa puede ser un reto. En el evangelio de hoy, la gente lleva a Jesús a un hombre con un impedimento auditivo y del habla y le ruega que le ponga la mano encima. Lo primero que hace Jesús es apartar al hombre de la multitud. Cuando el hombre recupera el oído, laprimera voz que oye es la de Jesús, que le invita a una mayor apertura. Jesús se acerca al hombre y le toca. Utilizando las mismas técnicas que otros sanadores, toca los oídos y la lengua del hombre, y pronuncia una palabra que Marcos conserva en arameo "¡Ephphatha!", es decir, "¡Ábrete!". Hoy seguimos el mismo modelo con nuestros sacramentos, en los que no sólo usamos palabras, sino también el tacto físico y los signos tangibles del aceite, el agua, el pan y el vino, que tienen poder transformador. Jesús usa saliva en la lengua del hombre. En la antigüedad, se creía que escupir ahuyentaba a los espíritus malignos. Pero el poder de Jesús no es mágico. Más bien, mira al cielo para reconocer el origen divino de su poder y dirige también a los espectadores hacia Dios. Gracias al poder de Jesús, el hombre abre los oídos y habla con claridad. Marcos no nos dice lo que dice el hombre. La capacidad física de oír no es necesaria para el encuentro con Cristo; tampoco lo es la capacidad física de hablar para proclamar la palabra de Dios. Lo esencial es la apertura de mente, corazón y espíritu al soplo de Dios dentro y fuera, y la voluntad de responder de todo corazón. Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

Padre Quang

Dear Families and Friends of

Immaculate Heart of Mary,

Even without a hearing impairment, hearing someone speaking to us in the midst of a noisy crowd can be a challenge. In today’s gospel, people bring to Jesus a man with a hearing and speech impediment and beg him to lay his hand on him. The first thing that Jesus does is to take the man away from the crowd. When the man’s hearing is restored, the first voice he will hear is that of Jesus inviting him to greater openness. Jesus draws close to the man and then touches him. Using the same techniques as other healers, he touches the man’s ears and tongue, and pronounces a word that Mark preserves in Aramaic “Ephphatha!”— that is, “Be opened!” We follow the pattern today with our sacraments, using not only words but also physical touch, and tangible signs of oil, water, bread and wine, which have power to transform. Jesus uses spittle on the man’s tongue. In antiquity, spitting was thought to ward off evil spirits. But Jesus’ power is not magical. Rather, he looks up to heaven to acknowledge the divine origin of his power and directs the onlookers to God as well. Through Jesus’ power the man’s ears opened and his speech becomes clear. What the man says Mark does not tell us. The physical ability to hear is not necessary for such an encounter with Christ; nor is the physical ability to speak necessary to proclaim the word of God. It is openness of mind, heart and spirit to the breath of God within and without, and the willingness to respond wholeheartedly that are essential. Immaculate Heart of Mary, pray for us.

Father Quang

Queridas Familias y Amigos del

Imaculado Corazon de Maria,

Incluso sin una discapacidad auditiva, oír a alguien que nos habla en medio de una multitud ruidosa puede ser un reto. En el evangelio de hoy, la gente lleva a Jesús a un hombre con un impedimento auditivo y del habla y le ruega que le ponga la mano encima. Lo primero que hace Jesús es apartar al hombre de la multitud. Cuando el hombre recupera el oído, laprimera voz que oye es la de Jesús, que le invita a una mayor apertura. Jesús se acerca al hombre y le toca. Utilizando las mismas técnicas que otros sanadores, toca los oídos y la lengua del hombre, y pronuncia una palabra que Marcos conserva en arameo "¡Ephphatha!", es decir, "¡Ábrete!". Hoy seguimos el mismo modelo con nuestros sacramentos, en los que no sólo usamos palabras, sino también el tacto físico y los signos tangibles del aceite, el agua, el pan y el vino, que tienen poder transformador. Jesús usa saliva en la lengua del hombre. En la antigüedad, se creía que escupir ahuyentaba a los espíritus malignos. Pero el poder de Jesús no es mágico. Más bien, mira al cielo para reconocer el origen divino de su poder y dirige también a los espectadores hacia Dios. Gracias al poder de Jesús, el hombre abre los oídos y habla con claridad. Marcos no nos dice lo que dice el hombre. La capacidad física de oír no es necesaria para el encuentro con Cristo; tampoco lo es la capacidad física de hablar para proclamar la palabra de Dios. Lo esencial es la apertura de mente, corazón y espíritu al soplo de Dios dentro y fuera, y la voluntad de responder de todo corazón. Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.

Padre Quang