Dear Families and Friends of
Immaculate Heart of Mary,
Even without a hearing impairment, hearing someone speaking to us in the midst of a
noisy crowd can be a challenge. In today’s gospel, people bring to Jesus a man with a
hearing and speech impediment and beg him to lay his hand on him. The first thing
that Jesus does is to take the man away from the crowd. When the man’s hearing is
restored, the first voice he will hear is that of Jesus inviting him to greater openness.
Jesus draws close to the man and then touches him. Using the same techniques as
other healers, he touches the man’s ears and tongue, and pronounces a word that
Mark preserves in Aramaic “Ephphatha!”— that is, “Be opened!”
We follow the pattern today with our sacraments, using not only words but also
physical touch, and tangible signs of oil, water, bread and wine, which have power to
transform. Jesus uses spittle on the man’s tongue. In antiquity, spitting was thought
to ward off evil spirits. But Jesus’ power is not magical. Rather, he looks up to heaven
to acknowledge the divine origin of his power and directs the onlookers to God as
well. Through Jesus’ power the man’s ears opened and his speech becomes clear.
What the man says Mark does not tell us.
The physical ability to hear is not necessary for such an encounter with Christ; nor is
the physical ability to speak necessary to proclaim the word of God. It is openness of
mind, heart and spirit to the breath of God within and without, and the willingness to
respond wholeheartedly that are essential.
Immaculate Heart of Mary, pray for us.
Father Quang
Copyright © 2013 Immaculate Heart of Mary Catholic Church
Queridas Familias y Amigos del
Imaculado Corazon de Maria,
Incluso sin una discapacidad auditiva, oír a alguien que nos habla en medio de una
multitud ruidosa puede ser un reto. En el evangelio de hoy, la gente lleva a Jesús a un
hombre con un impedimento auditivo y del habla y le ruega que le ponga la mano
encima. Lo primero que hace Jesús es apartar al hombre de la multitud. Cuando el
hombre recupera el oído, laprimera voz que oye es la de Jesús, que le invita a una
mayor apertura. Jesús se acerca al hombre y le toca. Utilizando las mismas técnicas que
otros sanadores, toca los oídos y la lengua del hombre, y pronuncia una palabra que
Marcos conserva en arameo "¡Ephphatha!", es decir, "¡Ábrete!".
Hoy seguimos el mismo modelo con nuestros sacramentos, en los que no sólo usamos
palabras, sino también el tacto físico y los signos tangibles del aceite, el agua, el pan y
el vino, que tienen poder transformador. Jesús usa saliva en la lengua del hombre. En la
antigüedad, se creía que escupir ahuyentaba a los espíritus malignos. Pero el poder de
Jesús no es mágico. Más bien, mira al cielo para reconocer el origen divino de su poder y
dirige también a los espectadores hacia Dios. Gracias al poder de Jesús, el hombre abre
los oídos y habla con claridad. Marcos no nos dice lo que dice el hombre.
La capacidad física de oír no es necesaria para el encuentro con Cristo; tampoco lo es la
capacidad física de hablar para proclamar la palabra de Dios. Lo esencial es la apertura
de mente, corazón y espíritu al soplo de Dios dentro y fuera, y la voluntad de responder
de todo corazón.
Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros.
Padre Quang